Si tienes que contagiar algo que no se ve pero se palpa, que no se dice pero se vive, que sea el secreto de tu fuerza, que sea el poder que desatan las palabras de ánimo, de aliento, de vida.
Si tienes que contagiar algo, que sea un amor auténtico por encima de cualquier interés, decepción, herida; por encima de cualquier cicatriz.
Si quieres contagiar algo, dejar un legado, que sea una fe que las olas más altas no apaguen, que las profundidades no ahoguen, que el desierto no seque, que el valle más bajo y oscuro no esconda.
Una fe que la tormenta la haga crecer y que el fuego la haga más fuerte.

En homenaje a Sara Rivas Jordà
(1987-2019)